Lactancia y horarios. Para reflexionar

viernes, 14 de septiembre de 2012

Publicado por La Vaca Ke Ríe en 13:29
El otro día cuando acudí a mi taller de lactancia mi matrona nos leyó un fragmento extraído  del libro de la psicóloga Yolanda González “Amar sin miedo a malcriar”. La verdad es que hay textos que te dan que pensar y este es uno de ellos.

Debemos reflexionar sobre la importancia de dar el pecho a nuestros bebés a demanda y no estableciendo horarios.

Un ejemplo muy claro de cómo la lactancia con horarios afecta al desarrollo de nuestros bebés, y una muy buena lectura para  ponernos en su piel.


“ Imagina que estás en un restaurante, disfrutando del primer plato de lo que se promete como una excelente comida.

Las endivias al roquefort están deliciosas. Pero un camarero te observa con el reloj en la mano. Estas intranquilo sintiéndote tan observado. De pronto se abalanza sobre ti y te arrebata el plato. Tú protestas.

-¡Oiga que no he acabado!.

-Lo siento son diez minutos, ha tenido tiempo suficiente. Ahora, coloque la cabeza sobre mi hombro.

Te sorprendes todavía más cuando te da unas palmaditas en la espalda mientras te dice:

-Vamos señor, haga el favor de eructar ya.

Protestas con un “¡pero si yo no necesito eructar ya!”

-Tranquilo -te responde el camarero, mientras las palmaditas en la espalda se hacen insistentes -Es bueno que expulse esos gases.

Finalmente te deja por imposible y te trae el segundo plato.

Esta vez, comes a “dos carrillos” temiendo que te vuelvan a dejar a medias, pero el camarero tampoco parece contento.

-Venga, siga comiendo que le quedan tres minutos.

-No quiero más -contestas abrumado por la situación.

Y cuál es la sorpresa cuando te agarra por los hombros y, mientras te zarandea te canturrea “ea, ea, ea” y sólo se detiene si te llevas el tenedor a la boca. Pero hay de ti si paras unos segundos, pues el zarandeo para que sigas comiendo se intesifica.

Por fin mira su reloj y parece tan aliviado como tú: “¡diez minutos!” y se lleva el plato.

Te levantas rápidamente y te escapas del restaurante. Respiras aliviado y tratas de olvidar el desagradable incidente, tomando un café en una agradable terraza.

Solicitas un café y una tarta. La expresión del camarero es una mezcla de sorpresa e indignación:

-Perdone señor, pero dígame: ¿a qué hora ha comido usted?

La pregunta te coge por sorpresa y respondes:

-A las dos ¿Por qué?

-Me lo temía. Son las tres. Hasta las cinco no le vuelve a tocar -responde el camarero.

-¡Cómo que no me toca! ¡Me apetece un café y lo quiero ahora! -es tu respuesta indignada.

-Lo siento, pero sólo hace una hora que ha comido. No puede tener hambre tan pronto, su aparato digestivo necesita descanso.

-¡Pero qué sabe usted si tengo hambre o no!

-Tonterías, no es más que un capricho. Puede gritar todo lo que quiera, yo tengo órdenes de no servirle nada hasta que hayan pasado tres horas.

Ya desesperado preguntas:

-¿Tres horas desde que empecé a comer o desde que acabé de comer?

Y te levantas pensando que el mundo se ha vuelto loco y que sólo tú puedes saber si tienes hambre o no y cuándo quieres comerte una tarta.

Ya de regreso a tu casa y tratando de entender un suceso tan inexplicable e ilógico, ves a un bebé llorando en su cochecito desesperado, mientras oyes a su madre decirle “cariño, todavía no te toca…”

Fragmento extraido del libro Amar sin miedo a malcriar de Yolanda González

Un libro muy recomendable que no pienso dejar escapar. ¿Y vosotr@s  qué opináis?

2 comentarios:

Paquito on 17 de septiembre de 2012, 12:35 dijo...

Tienes muchisima razon!!!

Jenni Peña on 17 de septiembre de 2012, 17:29 dijo...

Que genial el texto, gracias por la recomendación del libro,me haré con el seguro.
Besos.

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