Imagen extraida del blog Dulce Crianza
Con
motivo de la celebración del día Mundial del Sueño Feliz el próximo domingo me
apetece publicar un post sobre la evolución del sueño de mi niña colgante y como hemos tratado de hacerlo para que
sufriera lo menos posible.
Desde
que nació padeció un síndrome muy extraño del que no sabíamos su existencia
hasta la primera noche que pasamos en casa. El Síndrome de la cuna con pinchos,
dígase cuna, minicuna, moisés. Ninguno
le gustaba y era intentarlo y ponerse a llorar desconsoladamente. Al ser muy bebé teníamos el miedo común de
toda madre primeriza de aplastarla y decidimos coger el colchón de la cuna y
ponerlo en la tarima que rodea nuestra cama junto a mí, cada vez que se
despertaba la tenía cerca para darle el pecho y todos tan contentos. Fueron
siete meses muy felices hasta que empezó a reptar y pegarse cabezazos en todo
lo que pillaba.