Como
leíais en mi post anterior me propuse dejar de gritar a mi pequeñaja y unirme
al desafío del rinoceronte naranja, de ahí intentaré dejar de gritar poco a
poco al resto de miembros de mi familia empezando por mi marido al que le llevo
frito.
Suelo
ser una persona que de normal habla fuerte y medio gritando, si a esto le
unimos que soy bastante nerviosa y
enseguida me altero cuando grito acabo pareciendo la tarada del barrio.
Desde
que nació mi hija decidí criarla con apego, intento no dejarla llorar, estar a
su lado cuando me necesita y pasar la
mayor parte de mi tiempo libre con ella. No considero que los gritos sean
beneficiosos ni para mí ni mucho menos para ella y las personas que me rodean.