Ya han pasado más de seis meses desde ese maravilloso día así que intentaré recordarlo todo lo mejor posible.
En la semana 32 de mi embarazo me dijeron que mi niña estaba en posición podálica, y que si no se giraba me tendrían que practicar una cesárea, ósea que venía de culo a ver porque los médicos no podrán decirlo todo más clarito, menos mal que yo como buena primeriza de tanto leer y releer sabía de lo que me estaban hablando desde el primer momento.
Llegó la semana 39. Aún seguía con la esperanza de que se hubiera girado tras los ejercicios de tortura realizados durante las últimas siete semanas para tal efecto, pero no había habido suerte.
Tras la visita a monitores y el odiado tacto vaginal que pillé a la novata de turno, me confirmaron que seguíamos igual y me dieron fecha de cesárea. ¡Oh no! el 5 de enero, regalito de reyes me decían todos y yo también ponía buena cara y lo decía pero para mis adentros pensaba vaya mierda de día para nacer mi nena, encima de que me paso la noche de reyes encerrada en un hospital, rajada sin poder moverme y sin poder comer ni beber a mi niña año tras año le darán menos regalos con la excusa del cumple-reyes.
Llegó el fatal día, no sé qué es peor si esperar que de un momento a otro lleguen las dichosas contracciones o ya tener tu fecha programada con el consiguiente estado de nervios que eso produce.
A las 8 de la mañana llegamos mi marido, mi madre, mis suegros y yo para el ingreso hospitalario, si en los cursos de preparto nos decían que no avisáramos a nadie para establecer mejor la lactancia, el piel con piel y demás pero me iban a rajar y no quería estar sólo con mi marido necesitaba a mi madre y mi marido a sus padres durante la espera.
Voy a monitores, eso era un ir y venir de mamis, todas se habían puesto de acuerdo para parir el mismo día, no por favor no quiero que me toque el quirófano de arriba no me dejarán hacer el piel con piel ni el pinzamiento tardío del cordón.
Al parecer en mi hospital si te tocaba el quirófano de abajo, el de paritorios allí si te hacían el contacto precoz piel con piel nada más nacer el bebé mientras te cosían pero en el de arriba no. Imaginaros cuál me tocó. Realmente no acabo de entender esa política del hospital y nadie me ha explicado porque en uno sí y en otro no pero en fin.
Después vino el tacto, esta vez más delicado. Seguíamos igual, ale con la ranita, con lo que se mueve ahora y en la barriga no quería.
Me dieron la bata y me pidieron la orina. Yo ya estaba muerta de hambre ya habían pasado 12 horas sin probar bocado y sin beber. Mientras me cambio me dice el gine, la otra vez porqué te hicieron cesárea y yo mandeeeeeee? Soy primeriza le dije y él me dijo ah vale!. Yo acojonada claro digo ay mare a ver si me extirpan el riñón en lugar de sacarme al bebé. Luego me preguntó dónde me habían hecho los controles de embarazo y yo le dije aquí. Y él todo encolerizado me dice que los ginecólogos no habían hecho el historial en el ordenador y yo pensaba , Perdonaaa? Pero si tú fuiste uno de ellos, que me hiciste el segundo control, no sé de qué te quejas. En fin que gracias a la cartilla del embarazo pudieron hacerme el historial, muy útil en estos casos porque lo que es para cumplir tu plan de parto na de na, en mi caso no cumplieron absolutamente nada.
Salí del tacto y me pusieron una vía, hay que dolor por dios, en ese momento empezaron a ser incontrolables mis nervios, el momento se acercaba.
Un celador me llevó en silla de ruedas a la habitación mientras esperábamos quirófano, el de arriba por supuesto.
Bueno aquí lo voy a dejar que parece que me estoy acordando de más cosas de las que creía y no quiero hacer eterno este post.
Disculpad las posibles faltas de ortografía y si digo algún que otro taco es innato en mí.
2 comentarios:
Doy fé, yo estuve allí...
Y chapó por aguantar estoicamente lo que tuviste que aguantar !!
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