Hola
de nuevo, llevo algún tiempo queriendo publicar esta entrada pero no me había
sido posible.
Es una
de esas entradas que desearía no tener que publicar nunca, al igual que
desearía no tener que celebrar el día internacional de la lactancia, el del
sueño feliz o el de la crianza con apego porque fueran cosas totalmente
naturales, normales y por las que no hubiera que luchar.
Durante
mis vacaciones y tras el viaje decidimos un día ir a pasar el día fuera y hacer
unas cuantas compras.
Estábamos
en un centro comercial después de comer y mi marido dijo que iba al baño. Yo
entré con él en los pasillos que llevan a los aseos y me senté en unos
banquitos de madera que había allí. En eso que mi hija me dijo teta, teta.
Yo
normalmente si tengo una sala de lactancia cerca suelo usarla porque soy muy
vergonzosa y me da apuro mostrar el pecho en público aunque cada vez menos y
porque mi hija se distrae menos.
Por no
esperar a que saliera mi marido y
considerar que el sitio era bastante íntimo decidí darle el pecho allí mismo.
Al
ratito mi marido salió y se sentó junto a nosotras.
De
repente pasó un trabajador del centro por delante de nosotros, me miró y me dijo oye, te informo de que justo
aquí al volver tienes una sala de lactancia para dar el pecho. Yo le dije sí
gracias ya lo sé pero aquí estoy bien. El chico se extrañó un poco, sonrió y se
fue.
Me desconcertó
un poco pero no me lo tomé a mal porque consideré que simplemente me estaba
informando por si no conocía su existencia.
Pero
no habían pasado ni dos minutos y el guardia de seguridad se nos acerca y me
dice, disculpe señora pero ahí a mano derecha tiene usted una sala de
lactancia. Se lo digo porque estará usted más tranquila.
Yo
pensaba ¿tranquila? Pero si cada dos por tres llaman a la puerta para calentar
un biberón o cambiar un pañal. Miré al señor y le contesté. No gracias aquí
estoy más cómoda.
El
hombre me miró con cara de muy pocos amigos y me volvió a insistir y yo le
volví a decir que estaba mejor ahí.
Se fue
y ya no insistió más. Pero si me hubiera echo marcharme de allí seguro que
hubiera puesto una queja.
¿Por
qué le molestará tanto a la gente que demos el pecho en público?
Mi
pregunta es si realmente me hubieran dicho lo de la sala de lactancia si en vez
de pecho estuviera dándole un biberón. De hecho esas madres que interrumpen la
lactancia de mi hija mientras estamos en la sala para calentar biberones no las
veo sentarse en el sillón a dárselo para estar más tranquilas o cómodas.
Dar el
pecho socialmente se ve más como un acto de exhibicionismo que no como lo que
es el acto natural de alimentar a un bebé que lo necesita, un bebé que debe
tomar pecho a demanda, en cualquier momento y en cualquier lugar.
Las salas
de lactancia en mi opinión deben existir, incluso yo considero que debería
haber una en cualquier sitio público pero no creo que deban ser de uso
obligatorio sino opcionales.
Recuerdo
que cuando mi niña era recién nacida salía a pasear y cuando lloraba porque quería
mamar me iba corriendo a casa a darle el pecho con los consiguientes lloros durante
el trayecto de vuelta.
Hoy me
arrepiento mucho de ello, podía haberle ahorrado muchos sufrimientos
simplemente sentándome en un banco a darle lo que necesitaba.
Cuando
no se permite a una madre dar el pecho en público en ningún momento se está
pensando en las necesidades del bebé. Esa es la mentalidad que debemos de
cambiar.
Parece
mentira que hace unos años imágenes como la que pongo abajo fueran totalmente
normales y hoy se considere algo escandaloso.
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